Razones psicológicas para el deseo de apostar

Introducción

Azart es una combinación de atracción al riesgo, expectativas de recompensa e incentivos sociales. Comprender las causas psicológicas de la búsqueda del juego ayuda a tomar conciencia de sus motivaciones, reconocer las señales de alarma y elegir estrategias para abandonar el juego.

1. Base neurobiológica: sistema de recompensas

Dopamina y expectativa de ganar

A la vista del simpball de juego o el sonido de la espalda en el cerebro se eyecta dopamina. No es tanto responsable de la victoria en sí, sino de su expectativa.

Remuneración variable

Las ganancias irregulares e impredecibles (tragamonedas, juegos «crash») activan el sistema de dopamina más fuerte que las recompensas fijas. Esto es comparable al efecto clásico de «refuerzo aleatorio» en el biheviorismo.

2. Distorsión cognitiva

1. La ilusión del control

La creencia de que es posible influir en eventos aleatorios (la elección del momento «exitoso» o la velocidad de la cábala).

2. Percepción errónea de las probabilidades

Exagerar la posibilidad de ganar («una de cada diez veces») y subestimar las posibilidades de perder.

3. Memoria selectiva

Recuerda grandes ganancias y olvida numerosas pérdidas menores, lo que refuerza el deseo de volver a jugar.

3. Factores sociales y culturales

Modelo de imitación y normas sociales

Publicidad, streamers y amigos crean un ambiente donde el juego parece ser un ocio habitual.

Necesidad de conexión social

Las apuestas conjuntas en el deporte o la discusión con los compañeros dan un sentido de pertenencia.

Estado y reconocimiento

El jugador «inteligente» que predijo el resultado recibe elogios; esto aumenta la motivación.

4. Regulación emocional

1. Evitar molestias

Azart es percibido como una forma de aliviar el estrés, distraerse de los problemas y experimentar una marea de emociones.

2. Búsqueda de emociones

Las personas con una mayor necesidad de estimulación (altos sentidos) son más propensas a recurrir al riesgo en aras de un ascenso emocional.

3. Compensación de los estados negativos

La depresión, la ansiedad y el aburrimiento aumentan el deseo de jugar como una forma de excitación «curativa».

5. Factores personales y genéticos

Características de carácter

Impulsividad, bajo nivel de autocontrol, alta tolerancia al riesgo.

Autoevaluación y necesidad de logros

Los jugadores con baja satisfacción de los éxitos reales buscan «victorias rápidas» en un entorno virtual.

Predisposición genética

Los estudios de gemelos indican un componente hereditario de la propensión al juego y al comportamiento adictivo.

6. Interacción de factores y desarrollo de dependencia

Escalamiento de riesgos

Primero el juego como entretenimiento, luego el aumento de las apuestas y la frecuencia, tratando de «recuperar» al perder.

Círculo vicioso de refuerzos

Las victorias refuerzan el juego, las pérdidas refuerzan el deseo de recuperar lo perdido, lo que conduce a una mayor distorsión cognitiva.

Conclusión

El deseo de apostar se genera por la compleja interrelación de factores neurobiológicos, cognitivos, sociales, emocionales y personales. La toma de conciencia de estos mecanismos es el primer paso hacia el control de su propio comportamiento y hacia la construcción de un plan efectivo para abandonar el juego.

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