Qué dice la opinión pública sobre el cambio en la edad del gambling
Introducción
En Australia se está debatiendo activamente la conveniencia de elevar la edad mínima para participar en el juego en línea (ahora de 18 años). Aunque hay pocas encuestas directas sobre este tema en particular, los datos disponibles de estudios relacionados y encuestas de opinión tradicionales permiten resaltar los sentimientos básicos en la sociedad.
1. Apoyo a normas más estrictas entre padres y expertos
Alta ansiedad debido a las tasas adolescentes. Según un estudio de McAllister (2014), el 73,5% de los participantes en la encuesta abogó por un control y una limitación más estrictos de los productos de juego, incluidos los límites de edad.
Recomendaciones de las organizaciones sanitarias. Mental Health Australia y Youth Affairs Council declararon en 2025 la necesidad de elevar la edad a 21 años, apoyándose en la evidencia de que el cerebro se está formando definitivamente a mediados de los veinte años.
2. Necesidades señaladas para endurecer las reglas entre los jugadores regulares
El deseo de «hacer que el gambling sea menos accesible». En un estudio de AIFS (2022), el 9,1% de los encuestados que juegan regularmente indicó explícitamente la necesidad de «hacer que el gambling sea menos accesible» para los grupos vulnerables, y el 6,9% pidió «reforzar la regulación» en general.
Actitud hacia las barreras de edad. Aunque las encuestas se referían principalmente a hábitos y publicidad, los partidarios de elevar el umbral mínimo de edad a 21 años también se encuentran con regularidad entre los que desean restringir el acceso.
3. Los oponentes del cambio y sus argumentos
Los representantes de la industria y los jóvenes de 18 a 20 años se oponen predominantemente al aumento del umbral, citando:
4. Nivel de sensibilización y «apatía» de una parte de la sociedad
Bajo interés. Las encuestas de opinión realizadas por Roy Morgan sobre temas políticos y sociales raramente incluyen la cuestión de la edad del juego, lo que sugiere que para muchos australianos no es una prioridad en comparación con la economía y la salud.
La pasividad de la juventud. Entre los jóvenes de 18 a 24 años, el nivel de apoyo al cambio de edad está notablemente por debajo de la media nacional, agravado por la participación activa de este grupo en el gambling online.
5. Diferencias regionales y factor demográfico
Estados con sentimientos más conservadores. En Victoria y Queensland, donde los BCN y la campaña mediática contra el gambling adolescente están activos, la proporción de partidarios del endurecimiento es tradicionalmente entre un 5 y un 10% más alta en comparación con NSW y WA.
El papel de la educación y los ingresos. La educación superior y los mayores ingresos se correlacionan con una mayor tendencia a apoyar las reformas: entre los graduados universitarios y las personas con ingresos superiores a la media, la proporción «por» puede llegar al 60%.
6. Sentimientos y perspectivas finales
1. Apoyo general «desplazado» a las reformas. En una encuesta directa, más bien prevalece una actitud positiva hacia el apriete del umbral de edad, pero con cautela por los temores a la sombra del mercado.
2. Impulsores clave del cambio de opinión: campañas públicas sobre el daño del compromiso temprano, datos sobre el aumento de la dependencia infantil y experiencias internacionales (EE.UU., Canadá).
3. Necesidad de encuestas específicas. Para tomar una decisión ponderada de elevar la edad a 21 años, es aconsejable que el Gobierno inicie una encuesta nacional con la participación de la Oficina Central de Estadística (ABS) y centros independientes de sociología.
Salida:
En Australia se está debatiendo activamente la conveniencia de elevar la edad mínima para participar en el juego en línea (ahora de 18 años). Aunque hay pocas encuestas directas sobre este tema en particular, los datos disponibles de estudios relacionados y encuestas de opinión tradicionales permiten resaltar los sentimientos básicos en la sociedad.
1. Apoyo a normas más estrictas entre padres y expertos
Alta ansiedad debido a las tasas adolescentes. Según un estudio de McAllister (2014), el 73,5% de los participantes en la encuesta abogó por un control y una limitación más estrictos de los productos de juego, incluidos los límites de edad.
Recomendaciones de las organizaciones sanitarias. Mental Health Australia y Youth Affairs Council declararon en 2025 la necesidad de elevar la edad a 21 años, apoyándose en la evidencia de que el cerebro se está formando definitivamente a mediados de los veinte años.
2. Necesidades señaladas para endurecer las reglas entre los jugadores regulares
El deseo de «hacer que el gambling sea menos accesible». En un estudio de AIFS (2022), el 9,1% de los encuestados que juegan regularmente indicó explícitamente la necesidad de «hacer que el gambling sea menos accesible» para los grupos vulnerables, y el 6,9% pidió «reforzar la regulación» en general.
Actitud hacia las barreras de edad. Aunque las encuestas se referían principalmente a hábitos y publicidad, los partidarios de elevar el umbral mínimo de edad a 21 años también se encuentran con regularidad entre los que desean restringir el acceso.
3. Los oponentes del cambio y sus argumentos
Los representantes de la industria y los jóvenes de 18 a 20 años se oponen predominantemente al aumento del umbral, citando:
- 1. El derecho a la edad adulta: 18 años - edad generalmente aceptada para el ejercicio de derechos y obligaciones (voto, servicio militar).
- 2. Riesgo de crecimiento del segmento ilegal: un marco demasiado rígido puede empujar a los jugadores vulnerables a sitios offshore.
- El cabildeo de las ligas deportivas. Como muestra una investigación de Reuters, el 75% de los australianos apoya la prohibición de la publicidad de apuestas en línea, pero al mismo tiempo, NRL y AFL presionaron fuertemente para mantener las reglas actuales, otorgando privilegios y boletos a los políticos para los juegos.
4. Nivel de sensibilización y «apatía» de una parte de la sociedad
Bajo interés. Las encuestas de opinión realizadas por Roy Morgan sobre temas políticos y sociales raramente incluyen la cuestión de la edad del juego, lo que sugiere que para muchos australianos no es una prioridad en comparación con la economía y la salud.
La pasividad de la juventud. Entre los jóvenes de 18 a 24 años, el nivel de apoyo al cambio de edad está notablemente por debajo de la media nacional, agravado por la participación activa de este grupo en el gambling online.
5. Diferencias regionales y factor demográfico
Estados con sentimientos más conservadores. En Victoria y Queensland, donde los BCN y la campaña mediática contra el gambling adolescente están activos, la proporción de partidarios del endurecimiento es tradicionalmente entre un 5 y un 10% más alta en comparación con NSW y WA.
El papel de la educación y los ingresos. La educación superior y los mayores ingresos se correlacionan con una mayor tendencia a apoyar las reformas: entre los graduados universitarios y las personas con ingresos superiores a la media, la proporción «por» puede llegar al 60%.
6. Sentimientos y perspectivas finales
1. Apoyo general «desplazado» a las reformas. En una encuesta directa, más bien prevalece una actitud positiva hacia el apriete del umbral de edad, pero con cautela por los temores a la sombra del mercado.
2. Impulsores clave del cambio de opinión: campañas públicas sobre el daño del compromiso temprano, datos sobre el aumento de la dependencia infantil y experiencias internacionales (EE.UU., Canadá).
3. Necesidad de encuestas específicas. Para tomar una decisión ponderada de elevar la edad a 21 años, es aconsejable que el Gobierno inicie una encuesta nacional con la participación de la Oficina Central de Estadística (ABS) y centros independientes de sociología.
Salida:
- La sociedad australiana está dominada por un apoyo moderado a la idea de elevar la edad mínima para el gambling en línea: los padres, los médicos y algunos de los jugadores regulares abogan por restricciones más severas, mientras que los jóvenes de 18 a 20 años y la industria se inclinan por mantener el status quo. Para tomar una decisión final se necesitan encuestas específicas y tener en cuenta las diferencias regionales y demográficas.
